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Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido

Capitulo 301
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Capitulo3o1 La fuerza y el tono con los que Bella le arrojo el medicamento hicieron que la expresion de Pedro se volviera cautelosa.

Enarco una ceja. —¢Acaso intentas asesinar a tu propio marido? Bella incluso llegé a dudar de si Pedro realmente estaba fingiendo confusion, {como podia tener la mente tan clara si tenia fiebre? —Si, te mataré para asi poder heredar tus bienes y convertirme en una feliz y adinerada viuda.

Bella le acercé el vaso de agua con poco entusiasmo. —No pierdas mas el tiempo, bebe y traga la medicina.

Quizas por el tono aspero de Bella,

- a Pedro no dijo nada mas, simplemente 1a miré con sus ojos oscuros y se bebié un par de tragos de agua.

Bella dejo el vaso a un lado. — Bien, ahora a ver si... jAh! Antes de que pudiera terminar la frase, sinti6 un pinchazo en la mufieca, iPedro la habia jalado y la habia tumbado debajo de él! —Maldito... mmph.

Bella no tuvo tiempo de enojarse, pues Pedro ya le habia cubierto la boca. Y en ese mismo instante, aproveché para introducir algo en su boca.

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Los amargos comprimidos del medicamento que ella misma le habia dado se deslizaron hacia su lengua.

Bella se dio cuenta de que el muy canalla no se habia tragado la

medicina, jsino que intentaba hacérsela ingerir a ella! Bella hizo todo lo posible por expulsar la pastilla, apretando los dientes con fuerza, pero Pedro le sujetaba las mejillas impidiéndoselo.

Finalmente, empuijé la pastilla hasta la punta de su lengua, inundando su boca con un sabor amargo.

—iQué amargo! Bella no lo soport6é mas y, haciendo acopio de todas sus fuerzas, empujo a Pedro a un lado, liberandose de su agarre.

Para su sorpresa, Pedro fue facilmente apartado y no volvié a abalanzarse sobre ella.

Bella no se detuvo a mirarlo, y se apresur6 al bao del dormitorio

principal a enjuagarse la boca con ahinco iEse maldito Pedro era un demente! Habia intentado hacerle tragar la medicina que él mismo tenia en la boca. Qué asco.

Seguia frotandose la boca bajo el chorro de agua hasta que el amargo sabor y el aliento de Pedro desaparecieron por completo.

Pedro no estaba dormido, seguia tumbado en la cama en la posicién que ella habia empujado, pero la miraba inmovil, como si se le hubieran agotado las fuerzas, con una leve sonrisa en los labios.

Quieres drogarme para que nos vayamos juntos al abismo Su voz

sonaba ronca, pero en sus negros ojos brillaba una malévola seduccion, incluso se relamio los labios.

De haber sido cualquier otro hombre, aquel gesto habria resultado untuoso y repulsivo, pero en Pedro destilaba un seductor y gallardo porte.

Su rostro, de una belleza irreprochable, con rasgos perfectos, habia dejado atras esa usual frialdad para dar paso a un aura de perversa y cautivadora sensualidad, desprendiendo la esencia misma de la masculinidad.

Bella, que se creia inmune a su atractivo, sintié un estremecimiento en su interior.

Menos mal que Pedro no era un don Juan, de lo contrario, jcuantas mujeres habrian sucumbido a sus encantos!

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Estas loco, {quién va a irse contigo a la tumba? Bella no siguio discutiendo con el y, manteniendo la mayor de las paciencias, volvi6 a tomar una pastilla para instarlo a tomarla.

Quizas fuera por el tono apacible de ella o tal vez porque Pedro se encontraba exhausto, lo cierto es que obedecio en silencio, ingiriendo el medicamento y bebiendo agua.

Después, frotandose las sienes con gesto dolorido, Pedro volvié a quedarse profundamente dormido.

Tras este ir y venir de acontecimientos, Bella también se sentia extenuada, asi que subi un poco la temperatura del aire acondicionado y se acurrucé en el ofa-cama, quedandose dormida

A la manana siguiente, Bella desperto encontrandose en la cama Debio ser Pedro quien la habia trasladado, pero ella ya ni siquiera se molestaba en criticar sus autorit \ acciones.

Ahora Pedro no estaba en la habitacion, pero parecia que alguien hablaba en el salon.

Bostezando, Bella abri6 la puerta que daba al recibidor.

Era Miguel acompaniado de un médico, (= que parecia estar examinando a Pedro.

Al verla, tanto Miguel como el doctor se quedaron momentaneamente perplejos, apartando rapidamente la mirada viientras, la mirada de Pedro se pPoso

con brusquedad en el escote de Bella ¢Quién te ha permitido salir asi iVuelve a tu habitacion!