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Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido

Capitulo 277
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Capitulo277 Justo en ese momento, la abuela Romero la llamo y Bella se acerco a ella.

— Bella, no se vayan a ir esta noche, quédense a dormir aqui —dijo la anciana, tomandole la mano—. Ayer me prometiste que quedarias mas tiempo conmigo, asi que no puedes faltar a tu palabra.

— Como puede ser, mientras no me moleste, vendré a verte con frecuncia en el futuro.

A Bella no le importaba donde pasar la noche, y de todas formas pensaba venir amenudo a visitar a la abuela.

Pero esta no quiso oir nada al respecto y, con un toque de comprension, le

pregunt6: —¢Es que tu suegro ha vuelto a darte problemas esta tarde? Sé que no eres una maleducada, sino que has tenido que plantar cara por la desesperacion.

La abuela Romero la entendia tan bien y crea en ella, que no queria dejar a su abuela.

Bella respondio: —No ha sido para tanto, también tengo parte de culpa.

La abuela Romero no insistio masy llevo a Bella hasta el dormitorio. Alli, la seniora Chapa sac una caja de la caja fuerte y se la entregé a la anciana, que se retiro.

La cuidadora de la abuela sacé una caja de la caja fuerte, se le entregd y salio del dormitorio.

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La abuela abri6 la caja y extrajo un collar de platino con un dije de una preciosa esmeralda de gran calidad.

—Bella, esto lo tenia pensado para ponértelo el dia de tu boda con Pedro.

Pero bueno...

La abuela no terming la frase y le tendi6 el collar a Bella: —Pase lo que pase entre ustedes, abuela solo desep que seas feliz.

Bella no se atrevia a tomarlo. —Abuela, usted ya ha sido demasiado buena conmigo, no puedo aceptar mas cosas suyas.

—Es solo un objeto material —dijo la abuela con una sonrisa—. Agachate, que te lo pongo yo.

Bella cedio y se agacho frente a ella

obedientemente.

Cuando el frio de la piedra entré en contacto con su piel, se sintié ~~ conmovida por su abuela.

—Gracias, abuela.

—No creas que todo esto es culpa tuya.

No hiciste nada malo al luchar por tu amor. El que no supo apreciarte fue Pedro.

Abuela Romero la tomo de la mano con carino y le dijo: —Aunque mi deseo mas profundo es que siempre seas la esposa de mi nieto, no puedo obligarte.

Después de todo, el matrimonio es para la felicidad, y también lo es el divorcio.

Las lagrimas de Bella la conmovieron.

—Abuela, gracias.

Continuaron hablando un rato. Al ver la

agotada expresion de abuela Romero, Bella le pidi6 que descansara y ella misma volvié a la habitacién que la abuela habia preparado para ellos.

La habitacion estaba decorada festivamente, con tonos rojos que la hacian parecer un nuevo hogar.

Sin embargo, ella y Pedro s6lo habian pasado alli una noche, y Pedro, alegando trabajo, habia pasado la mitad de la noche respondiendo correos electronicos en el sofa, sin siquiera llegar a la cama, dejando de lado cualquier tipo de intimidad.

Cuando Bella entro al dormitorio, Pedro ya estaba recostado en la cama.

Su rostro estaba mas sonrojado de lo habitual, con un aire de embriaguez en su mirada.

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La corbata estaba suelta y unos botones de la camisa desabrochados, dejando entrever sus musculos fuertes.

Junto a la cama habia un tazoén lleno del caldo reconstituyente que les habian enviado, intacto.

Al escuchar que ella entraba, Pedro dirigié su mirada hacia ella, deteniéndose un momento en el colgante de jade de su cuello, antes de que una mezcla de sorpresa e ilusion se reflejara en sus ojos.

Bella se quito el collar, lo guardo en su bolso y dijo: —Sara me dijo que ya se han puesto en contacto con los de Paris, gracias.

Pedro no respondid. Simplemente la miro.

Bella tampoco le presté mas atencién, y se sento frente al escritorio, abriendo la computadora para revisar los.

contratos que le habia enviado el secretario de su tio.

Habia varias clausulas, y Bella temia que hubiera alguna trampa, por lo que las fue revisando minuciosamente, pagina por pagina.

Para su sorpresa, el contrato no parecia tener mayores problemas.

Aun asi, volvié a repasar algunas secciones.

—La clausula de multa por incumplimiento esta demasiado alta, y deberian detallar mas claramente los estandares de aceptacion de la mercancia.

Mientras revisaba, de pronto escucho

| la voz de Pedro.