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Cariño eres multimillonario

Capítulo 95
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Capitulo 95: Todos los Trucos Valen

Santiago echo un vistazo a Valentina,

Sus miradas se cruzaron, y de repente a Valentina le vinieron a la mente aquellas seductoras pijamas guardados

en el armario, sintiendo un leve rubor en sus mejillas.

-¢Qué hace et aqui?

-Jefa, el tasador lo ha traido el sefor, y también le ha entregado todas las joyas -susurrd Giselle al oido de

Valentina.

Valentina pensé: «Giselle no para de llamarlo «sefior», como si él fuera el jefe. ;Y por qué le daria las joyas?

Segun el plan, iba a haber un pequecaos pronto, y Dante aprovecharia para cambiar las joyas. Todo estaba

listo.”

Pero en ese momento, Valentina comenzé a sentirse insegura. Especialmente ahora que los tasadores

contratados por ambas partes estaban listos, y la dama habla abierto su caja fuerte. El tasador que ella habia

traido ya habia examinado la mitad de las joyas en la caja fuerte...

El caos esperado alin no habia sucedido.

Valentina miré a Dante, queriendo preguntarle qué estaba pasando. Pero Dante ni siquiera la mird, estaba

completamente absorto observando a su marido de un matrimoreldmpago.

-Ejem...

Valentina tosié, intentando llamar la atencién de Dante.

De repente, el tasador que acompaiiaba a la dama le susurré algo al oido.

-¢Cémo es posible? -El rostro de la dama se torné palido-. jReviselo bien! jEstas cosas son

mente falsas!

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El tasador queria decir que eran falsas. Pero los materiales de estas joyas eran tan buenos que parecian mas

reales que las reales. Ademas, el tasador contratado por la sefiora Valentina Lancaster se parecia a un experto

de un famoso programa de tasaciones.

-Sefiora...

El otro tasador estaba a punto de decir algo mas, pero Santiago le hizo una sefal a su protasador, Vicente

Paredes.

Vicente se acercé rapidamente al tasador, tomé un collar de sus manos y dijo:

+15 BONDS

-Permitame, ahorafoce a mi

El cero tasador, intimidado por la presencia de Vicente, retrocedié sin derir una palabra.

Vicente examino las joyas un por una y rapidamente concluy

—;Quién dice que son falsas Estas son tan auténticas que no podrian ser mas restes, doni dan..

Vicente recordé que Santiago le habia indicado que no debla flamiarlo como «doo Santagor

delante de nadie y répidamente corrigio

~Sefior, jnecesita un certificado de autenticidad?

La mirada de Vicente hacia Santiago estaba llena de respeto.

Emitir un certificado de autenticidad requiere de un proceso detallado.

Sin embargo, para Vicente, con su estatus, esos procedimientos no eran mas que una simple

formalidad de unos minutos.

- Seria mejor que ambos expertos emitan el certificado juntos, asi nadie podra rechaza—

sugirié Santiago con un doble sentido.

Vicente capté inmediatamente la intencién de Santiago, lanzando una mirada profunda y severa

al experto del otro lado.

Este experto, al reconocer a Vicente, confirmé que él era una eminencia en el campo de la

autenticacion.

SL si, claro! -exclamo nerviosamente.

No se atreveria a decir que era falso!

iA menos que quisiera arruinar su carrera!

Pero la dama se enfurecid, y le una bofetada al experto.

-iQué es esto? ;Estas confabulando con ellos para enganarme? Si digo que estas cosas son falsas, es porque lo

son! -exclamo furiosa.

Tras decir eso, la dama hizo una sefal con la mano.

Los guardaespaldas que habla traido répidamente rodearon a Valentina y a sus acompafantes.

La dama miro a Valentina con una sonrisa fria.

-Nifia, no sé qué truco has usado, pero hoy, para salir de esta habitacién, tendras que

compensar con cien millones de délares -declard con una actitud amenazante.

+15 BONOS

Valentina estaba aténita.

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Habia tratado con sinvergiienzas antes, pero nunca con ladrones.

Penso que si el objeto era auténtico, todo estarfa resuelto.

Pero no esperaba que la dama estuviera tras esos cien millones de ddlares, dispuesta a

cualquier treta para conseguirlos.

Al ver a Valentina desconcertada, la dama adinerada pensé que su intimidacion estaba funcionando y le hizo una

sefial a uno de sus guardaespaldas.

Este, un hombre grande y robusto, se acercé rapidamente a Valentina y, levantando el pufio, lo lanzé

directamente a la frente de ella.

-jAh...! -Giselle grit, a punto de llorar.

Valentina, distraida por un instante, reaccion6 tarde.

Justo cuando el puestaba a punto de golpearla, cerré los ojos por instinto, pero el dolor

esperado no lleg6.

En su lugar, sintié una gran mano sosteniendo su cabeza.

Escuché un «jpum! seguido de un sonido sordo al caer al suelo y un grito de dolor que resond en

toda la habitacién.

Cuando Valentina volvié en si, su cabeza estaba siendo sostenida por una gran mano, su rostrol presionado

contra un pecho masculino, y el aroma familiar de un hombre llenaba sus sentidos.

iEra su marido de boda exprés!

El corazén de Valentina se salté un latido.

Mientras aun estaba aturdida, de repente la puerta de la sala de estar fue derribada con un

estruendo, y un grupo de policias uniformados irrumpié en la habitacién...